Google
 

sábado, 8 de marzo de 2008

Entrevista a Steve Wozniak

Steve Wozniak es conocido por haber sido uno de los fundadores, junto con su amigo de instituto Steve Jobs, de la empresa Apple.

Pero lo que tal vez muchos no sepan es que la intención de Wozniak, al que familiarmente llaman “Woz”, no era crear una de las empresas de ordenadores más influyente del mundo. Su mayor ambición en la vida era hacerse ingeniero, trabajar para Hewlett Packard y así tener suficiente tiempo libre para enredar con aparatos electrónicos.Ese deseo de diseñar aparatos electrónicos inteligentes era lo que estaba detrás de muchas de sus primeras invenciones. En 1971, mientras estudiaba en la Universidad de Berkeley, Wozniak leyó un artículo en Esquire Magazine sobre unos tipos que, de manera totalmente ilegal, exploraban la red telefónica.

Fue así como Wozniak ideó como crear un dispositivo electrónico, llamado “blue box”, para generar los tonos necesarios para hacer llamadas telefónicas de larga distancia gratis. En 1973 creó la primera “línea telefónica de chistes” del área de la Bahía de San Francisco. Él mismo era el que contaba los chistes.

Mientras trabajaba en Hewlett Packard, Wozniak siguió diseñando dispositivos electrónicos en su tiempo libre, y en 1975 creó el primer ordenador personal que utilizaba un teclado y mostraba los caracteres en la pantalla del televisor.

Wozniak hacía demostraciones de su ordenador ante unos cuantos aficionados a la electrónica de Silicon Valley que se reunían bajo la insignia del Homebrew Computer Club. Demasiado tímido para presentar en público su trabajo, Wozniak solía mostrar informalmente sus logros en ingeniería durante las conversaciones que tenían lugar tras las reuniones.

Las primeras aventuras empresariales de Wozniak estuvieron muy vinculadas a las actividades de Steve Jobs, su amigo de instituto y actual consejero delegado de Apple. Fue Jobs, cuatro años menor que Wozniak, el que le propuso vender el “blue box” que había inventado entre los estudiantes de Berkeley. Cuando Jobs estaba trabajando en Atari convenció a Wozniak para que diseñase el videojuego Breakout (y tal y como se cuenta en la autobiografía de Wozniak, titulada iWoz, supuestamente Jobs le engañó sobre la cuantía a repartir). Y más importante, fue Jobs el que se dio cuenta de que, en lugar de compartir los bocetos de sus inventos para ordenadores ante una panda de aficionados a la electrónica, podían ensamblar los componentes en un panel de circuitos y vender el ordenador completo. Mike Markkula, ex ejecutivo de Intel, financió este proyecto, lo cual supuso el nacimiento de Apple Computer en 1976.

Aunque oficialmente siga siendo un empleado de Apple, hoy en día Wozniak apenas está involucrado en la marcha de la empresa. Después de salir malherido en un accidente mientras pilotaba su avión privado Beechcraft en 1981, Wozniak decidió volver a la Universidad de Berkeley para finalizar sus estudios de ingeniería eléctrica.

Durante los siguientes años Wozniak patrocinó dos conciertos de música al estilo Woodstock conocidos como US Festivals, dio clases de informática a estudiantes de enseñanza secundaria y dedicó parte de su tiempo y dinero a diversas actividades filantrópicas. En la actualidad le interesa el polo “Segway”, esto es, jugar al polo conduciendo un Segway (un sistema de transporte compacto y personal con auto-balance), en lugar de montar a caballo.

Wozniak fue galardonado en 1985 con la Medalla Nacional de Tecnología por el Presidente de Estados Unidos, en el año 2000 ingresó en el Hall de la Fama de los Inventores y en 2001 recibía el Premio Heinz en Tecnología, Economía y Empleo.

En 2006 Wozniak publicaba un libro sobre su vida antes, durante y después de Apple titulado iWoz: From Computer Geek to Cult Icon: How I Invented the Personal Computer, Co-Founded Apple, and Had Fun Doing It(iWoz: De informático loco a icono de culto: Cómo inventé los ordenadores personales, fui fundador de Apple y me divertí haciéndolo).

Knowledge@Wharton entrevista telefónicamente a un Wozniak de 57 años desde su casa de Los Gatos, California, para preguntarle sobre diversos temas, como la creación de Apple, su relación con Steve Jobs, su fascinación por las bromas. A continuación se ofrece una versión editada de dicha entrevista.

Knowledge@Wharton (KW): ¿Qué hizo que le interesasen las matemáticas y las ciencias?

Steve Wozniak(SW): No recuerdo ningún hecho ni momento concreto. Quería ser como mi padre. Recuerdo ir a su trabajo, le veía unir cables y de repente empezaban a aparecer cosas en la pantalla.
Pero no estaba seguro de estar hecho para eso. Y luego, más o menos en tercero de enseñanza básica, mi madre practicó cálculo mental conmigo en la cocina. En la escuela teníamos una prueba de multiplicaciones: gané a las niñas. Recuerdo que el profesor dijo que eso era bastante extraño. Así que empecé a pensar “Oh! Soy bueno en matemáticas”.
Esa fue posiblemente la primera vez que recuerdo pensar “Hey! Hay algo en lo que soy bueno”.

(KW): Al leer iWoz, uno no puede evitar tener la sensación de que Usted es un “emprendedor accidental” en lugar de alguien que decidió crear una empresa.

(SW)
: Tenía mucho talento para cierto tipo de diseño informático. Simplemente podía hacer cosas que otra gente no era capaz. Sabía que construiría un ordenador en cuanto fuese posible. Ese año (1975), fue el primer año en que fue posible.
En cuanto a poner en marcha una empresa, no. Yo estaba muy feliz con mi trabajo como ingeniero en Hewlett Packard. Podía haber sido ingeniero durante el resto de mi vida, tener suficiente dinero como para ser feliz y diseñar cosas en mi tiempo libre.
Esa fue la causa. Quería mostrar mis técnicas de diseño y ayudar al mundo a llegar a este gran momento revolucionario.

(KW): Otra cosa que se puede percibir en su libro que Usted es más bien “el bromista”. ¿Qué es lo que le fascina tanto de las bromas y chistes?

(SW): No sé. Alguna gente va a los “clubs de la comedia”, otros ven comedias de situación y a otros les gustan las comedias. ¡Sencillamente te sientes bien cuando te ríes!
También me gusta la inteligencia. Es en cierto modo parecida a la creatividad.
Admiro a la gente que piensa en cosas poco habituales que a otras personas simplemente no se les habría siquiera pasado por la cabeza. Pero incluso cuando estás repitiendo un chiste que te han contado se puede hacer reír a la gente.
Crecí en un tiempo en que los chistes no tenían que preocuparse por ser “políticamente correctos”. Conté chistes de polacos en la primera línea telefónica de chistes del área de la Bahía de San Francisco.
Y luego en el mundo se empezaron a oir voces reclamando no criticar a gente de determinadas nacionalidades; no jugar con estereotipos. Y luego la cosa se recrudeció aún más, ya que ni siquiera se podía mencionar su nombre, aunque no los criticases.
Siempre he tenido la sensación de conseguir que la gente se ría suele contrarrestar todo lado negativo, esto es, el hecho de que una persona pueda sentirse ofendida, con razón o sin ella.

(KW): Refiriéndose a Steve Jobs y a Usted, en su libro menciona que “siempre hemos sido gente diferente… desde el principio”. ¿Por qué lo cree así?

(SW): Éramos muy parecidos en muchas cosas, como por ejemplo los valores que compartíamos cuando íbamos juntos al instituto. Ambos estábamos más bien inclinados hacia la contracultura. Steve formaba parte de ella y yo más bien seguía la corriente dominante, con los pies en el suelo, sin tomar drogas y todo eso.
Steve y yo nos emocionábamos hablando de las futuras posibilidades tecnológicas.
Yo era más bromista; era el diseñador experto. Pero teníamos intereses comunes. Fuimos amigos durante ocho años antes de crear Apple.
Después de crear Apple fue cuando definimos nuestros papeles.
El papel de Steve era aprender cómo dirigir cada aspecto de una empresa, ser un ejecutivo en cada nivel de la misma. Yo ya había llegado a un momento de mi vida en que no quería dirigir una empresa porque no quería tener que dar órdenes, actuar con superioridad ante los demás, decirles que lo que habían hecho no valía para nada. Así que dije: Yo me voy a centrar en mi ingeniería y lo haré tan bien como se pueda. No me introduciré en el territorio de otros.
Cada uno se ocupó de un ámbito de la empresa. Y desde entonces trabajamos en cosas completamente diferentes.
Steve hizo un trabajo excelente al fusionar el marketing, las operaciones y la tecnología. Supo ver qué tecnología era buena y qué le iba a gustar a la gente.
Fue una situación extraña. Steve no era capaz de diseñar un ordenador –nunca ha sido programador o diseñador-, pero sabía lo suficiente como para comprender qué era bueno y qué era malo.
Creo que eso fue más importante; disponer de una mente que supiese unir las piezas del puzzle. En lo que a mí respecta, yo sólo sabía hacer muy bien una de esas piezas.

(KW): Entonces se complementan muy bien...

(SW): Si, yo creo que con la familia y los amigos es mucho mejor si se comparten valores y personalidad. En nuestro caso, Steve y yo siempre hemos tenido valores muy similares pero personalidades diferentes.
En una empresa, hay tantas cosas que tienen que encajar que es muy difícil que una sola persona sea capaz de hacerlo. Si en lo más alto de la pirámide hay una persona que es muy reflexiva y pensadora, en ese caso una sola mente será capaz de concebir cómo funciona la empresa.
Steve tenía ese espíritu: “Estamos haciendo algo nuevo. Vamos a hacer algo estupendo”. Steve tenía empuje suficiente para hacer todo, desde la publicidad hasta encontrar la última pieza que quedaba en el mundo cuando la necesitábamos desesperadamente o acudir a las tiendas y convencerlos para que vendiesen nuestros ordenadores. En eso era excelente.

(KW): Si mira hacia atrás, ¿cómo piensa que sería su vida si nunca hubiese conocido a Steve Jobs?

(SW): Creo que yo habría sido tan feliz como soy ahora mismo y habría tenido grandes amigos y las cosas que adoro de la vida.
No se si alguna vez habría tenido el dinero suficiente para comprar una casa. Teníamos veintitantos años cuando creamos Apple. No teníamos cuenta de ahorro. No teníamos coche. No ganábamos el dinero necesario para comprarnos una casa en California. No teníamos ninguna experiencia en el mundo de los negocios. Si tenía algo de dinero me compraba algunos componentes electrónicos y fabricaba algo.
La empresa para la que trabajaba, Hewlett Packard, era una parte importante de mi vida por aquél entonces. Sus valores eran estupendos; respetaban mucho la ingeniería. Quería trabajar allí para siempre. Con el paso del tiempo Hewlett Packard ha cambiado. Ahora ya no fabrica productos de alta calidad para que los utilicen otros ingenieros.
Así que posiblemente habría tenido mis más y mis menos. Pero era tan bueno con los productos electrónicos que siempre habría tenido un puesto de trabajo.

(KW): ¿Cómo cree que habría sido la vida de Steve Jobs si no le hubiese conocido?


(SW): Es difícil de adivinar.
Steve tenía mucha capacidad de organización y el empuje necesario para crear una empresa. Si nunca me hubiese conocido posiblemente lo habría hecho con el producto de otra persona.
Tal vez habría acabado exactamente donde está ahora mismo: un alto hombre de negocios muy rico que crea productos estupendos. Steve desea que el mundo avance, no ser otra empresa más que hace lo de siempre con el objeto de ganar dinero.
Eso era exactamente lo que quería el día que le conocí cuando íbamos al instituto. Admiraba a ese tipo de personas … los Newtons … los Shakespeares… Steve creía que había muy pocas personas que realmente habían conseguido cambiar nuestras vidas. Obviamente él quería ser una de esas personas.
En cuanto a mí… yo quería crear productos técnicos interesantes y escribir buenos programas.
Yo sufrí más interrupciones que Steve. En otras palabras, el éxito de Apple, la publicidad y toda la fama hizo prácticamente imposible que tuviese tiempo para trabajar en el garaje de mi casa creando cosas.

(KW): Antes mencionó que, al principio, una de las ideas que más circulaba entre los miembros del Homebrew Computer Club, al cual pertenecía, era cómo los ordenadores podían beneficiar a la humanidad. ¿Cuáles han sido esos beneficios?

(SW): Los ordenadores han beneficiado a la humanidad 10 veces más que lo que nunca habíamos llegado a imaginar.
Éramos solitarios. Éramos gente que sabía de tecnología pero no tenía dinero. No nos imaginábamos tener o incluso utilizar un ordenador.
Vimos que se empezaban a fabricar componentes de silicona que iban a hacer posible la fabricación de ordenadores a un precio accesible para gente como nosotros. Los que sabíamos programar un ordenador escribirían los programas y resolverían los problemas que las empresas no podían resolver en sus enormes ordenadores. Y conseguiríamos cambiar el mundo más que los consejeros delegados.
Todo esto es muy estimulante.
Cuando estábamos creando todas estas cosas no sabíamos a ciencia cierta si iba a ocurrir, si era posible. Ahora todo está en un ordenador. En todos los despachos de cualquier empresa hay un ordenador.
Para el entretenimiento tenemos todas nuestras películas y música en el ordenador. ¿Quién iba a pensar que se escucharía música a través del ordenador cuando empezamos en el Homebrew Computer Club? El entretenimiento es una parte muy significativa de nuestras vidas que los ordenadores también han incorporado.
Y también las comunicaciones, desde los mensajes instantáneos al correo electrónico o los video chats.
La fusión entre el ordenador y el teléfono móvil abre posibilidades increíbles. En aquellos tiempos no había móviles. Cuando creamos Apple, en Estados Unidos ni siquiera podías ser legalmente dueño de tu propio teléfono.
Es muy difícil pensar en el futuro lejano y acertar.

(KW): En su libro dice: “La medida más importante de una persona es la verdad”.

(SW): Aún lo sigo creyendo. Ha sido uno de los principios básicos de mi vida, de mi personalidad.

(KW): En su libro también recuerda que, cuando desarrolló el videojuego Breakout para el ordenador Atari, Steve Jobs lo vendió y le dijo que había conseguido 700 dólares que se repartieron al 50%. Pero en realidad le habían pagado unos cuantos miles de dólares. Aunque en retrospectiva el dinero resulta irrelevante, ¿qué opina desde el punto de vista ético sobre esto?

(SW): Sí, el dinero es irrelevante, y por aquél entonces también lo era. Lo hubiese hecho gratis. Era feliz al poder diseñar un videojuego con el que la gente realmente jugase.
Creo que Steve necesitaba dinero y simplemente no me dijo la verdad. Si me hubiese dicho la verdad, se lo habría dado gustosamente.
Me debería haber conocido lo suficiente como para acudir a mí y decirme que necesitaba dinero. Habría sido algo extraño, yo haciendo todo el diseño y él quedándose con todo el dinero. Lo habría hecho. Era un amigo. A los amigos se les ayuda.
Es comprensible. Es un hecho insignificante.
Si juzgas a Steve como persona –sus enormes aportaciones al mundo versus ciertas carencias en cuanto a honestidad personal con otras personas o en casos en los que falta al respeto a personas que han trabajado muy duro, cuando les dice “eso es una basura” o cosas parecidas-, su lado negativo queda contrarrestado por todo el bien que hace al mundo.
A veces podemos ver el futuro, como por ejemplo que la señal de televisión va a llegar a través de Internet, así como todo el entretenimiento, las llamadas telefónicas o la música. Las salas de cine incluso podrían desaparecer algún día reemplazadas por Internet.
¿Cómo podemos llegar hasta ahí? Es muy difícil intentar cambiar el mundo, en especial cuando existen intereses económicos.
Steve ha hecho muchas cosas buenas, como por ejemplo en el ámbito de la música. No creamos simplemente un aparato musical llamado iPod; creamos todo un sistema musical: una tienda que los vende, un ordenador que lo gestiona y organiza. Y un iPod es simplemente un satélite de tu ordenador. Lo conectas al ordenador y funciona. No hay que hacer nada más.
Hay que admirar a Steve por esa forma de pensar.
Nadie es perfecto. Todo el mundo en alguna ocasión ha hecho o dicho algo malo a alguien, de lo después se arrepiente.

(KW): Además de ser uno de los principales accionistas, ¿aún sigue oficialmente siendo un trabajador de Apple?

(SW): Sí, tengo un gran sentimiento de lealtad hacia la empresa. Quiero seguir siendo un empleado de la misma para siempre.

(KW): En estos momentos ¿cuál es su grado de involucración en la empresa?

(SW): No estoy en activo. Hay momentos en los que desearía estarlo. Presto atención a los productos que salen.
Si todavía estuviese en activo creo que interferiría con el control de la gestión de Steve Jobs. Causaría cierta confusión.
Pero estoy abierto a la idea si surge la ocasión.
Durante este tiempo en que no he estado en la empresa, mi vida ha tomado otras direcciones. He tenido mis clases y también unas cuantas empresas de reciente creación.
Disfruto de veras trabajando con jóvenes ingenieros e intentando poner en marcha una empresa.
Ahora mismo estoy a punto de participar en un gran proyecto educativo con una empresa que está vendiendo software y hardware de temas de educación. Me gustaría llevarlo al próximo nivel y pensar sobre ello: ¿Qué tipo de herramientas necesitaríamos para que la educación fuese mejor?
Tengo muchas ideas en temas de educación… qué está mal y dónde falla.

(KW): Cuéntenos algunas de esas ideas.

(SW): La educación abarca tantas cosas que la solución no es sencilla ni única. Las soluciones llegarán en un futuro muy lejano.
Nosotros, los que nos dedicamos a la tecnología, podemos solucionar cómo conseguir más educación a menor precio. Es un tema importante. La cantidad de dinero que se dedica a educación siempre va a ser demasiado pequeña.
El gobierno tiene cierta cantidad de dinero que debe dedicar a un montón de cosas. Y piensas “Tendrán que determinar las prioridades: Qué porcentaje debería ir a educación, qué porcentaje al ejército, qué porcentaje a bosques, qué porcentaje a carreteras…”
Pero esos porcentajes suelen coincidir con el número de votos existente. Hay un ligero problema en Estados Unidos: una familia de cinco miembros no tiene más votos que una familia de dos miembros. Así pues, las familias con niños, para las cuales la educación es una prioridad, no cuentan con un número de votos proporcional al tamaño de la familia. Los niños no están incluidos en los votos ni en el dinero para educación, y es algo que simplemente está al revés.
Todo agricultor vota para que se aprueben o deroguen determinadas legislaciones agrarias. Todo anciano vota teniendo en cuenta cuál sea el tratamiento de los temas de la tercer edad. La educación es un problema porque tus hijos no tienen derecho a votar.

(KW): Hace un rato comentaba que a veces desearía estar más presente en Apple.

(SW): Sería estupendo observar las tecnologías que no son muy conocidas e intentar decidir cuál podríamos transformar en un producto de éxito y a qué precio.
Es difícil afirmar que Apple ocupa, en este sentido, el mismo lugar que solía tener. A menudo Apple intenta averiguar cómo insertar cosas en determinado espacio, preocupándose sobre todo en el estilo.
Me influyó mucho cuando nuestros ordenadores Macintosh y Lisa adoptaron ese nuevo mundo de ratones y menús y ventanas. En aquellos momentos por todos lados circulaba la frase “es intuitivo”. Los ordenadores han ido adaptándose a los seres humanos y a sus necesidades.
Ahora creo que hemos dado un paso atrás. Los ordenadores siguen siendo funcionales, pero parece como si no los hubiésemos inventado nosotros. Somos más bien esclavos de los ordenadores.
Se supone que los ordenadores funcionan del modo en que tú pensaste inicialmente. Los seres humanos deberían ser más importantes que la tecnología. No existen incentivos para empresas como Microsoft o Apple para hacer cosas realmente buenas. Apple y Microsoft no van a vender una unidad adicional de software o hardware si pasan de ser adecuados a ser excelentes.

(KW): Sorprende escucharle diciendo eso porque mucha gente sostendría que la elegancia y la facilidad de uso han sido factores diferenciadores en Apple. Parece sugerir que no cree que se haya avanzado mucho en este tema.

(SW): En la década de los 80 hicimos mucho en relación a este tema. Teníamos “guías interface de usuario” que los programadores supuestamente debían seguir para que los programas se pareciesen y funcionasen como otros programas para que así los usuarios no tuviesen que aprenderlos de nuevo.
Cogimos a gente y la pusimos en habitaciones vacías con algo que ni siguiera sabían que era un ordenador –una pantalla y un ratón y un teclado-, y les decíamos “intenta averiguar qué cosas puedes hacer con esto”. No se les indicaba qué tenían que hacer. No eran expertos en informática. Tenían que averiguarlo.
Después nosotros observábamos a través de un espejo opaco qué cosas funcionaban y qué cosas no, qué parecía ser natural para los seres humanos. En eso consiste la intuición.

(KW): En el libro comenta que cuando Steve Jobs volvió a Apple en los 90, con él se recuperó algo de la pasión y el compromiso que la empresa necesitaba.

(SW): Sí, porque nuestro activo más valioso siempre ha sido nuestra leal base de clientes. Y estaban echando de menos algo en los productos que antes sí existía. Cuando se reincorporó, introdujo el iMac, aunque ya estaba en fase de desarrollo antes de su vuelta.
Apple tenía enormes problemas con productos que lograban filtrarse al mercado seis meses antes. Cuando los lanzábamos ya no eran ninguna novedad. Y Steve estableció unas pautas a seguir muy estrictas. “Hablas con los medios y estás despedido”.
Me alegraba que Apple se volviera más estricta. Eso forma parte del espíritu que consigue despertar pasiones; que un nuevo producto salga al mercado y parezca una novedad.

(KW): ¿Ha pensado cómo podría ser Apple cuando Jobs deje de ser consejero delegado? Como accionista, ¿está preocupado por esa aparente falta de planes de sucesión?

(SW): Es algo que me preocupa. Pero Apple tiene una gran ventaja que ninguna otra empresa tiene: una historia, una cultura, muchos usuarios que piensan de determinado modo.
Así pues, sea quien sea la persona o personas que sustituyan a Steve Jobs, si sus valores no son similares, habrá bastantes quejas y grandes cambios; se intentará encontrar a alguien que trabaje con un estilo parecido al de Steve Jobs.
Se puede ganar o perder. He visto como el sector cinematográfico fichaba a personas que simplemente eran extraordinarias haciendo determinado tipo de películas. Pero las contrataban y al final sólo estaban interesadas en ganar dinero. No trajeron consigo la magia que tenían antes. Cuando empiezan a concederse a sí mismos salarios de 10 millones de dólares y ese tipo de cosas, no se pueden esperar grandes obras de arte.

(KW): Ha hablado de la importancia de la base de usuarios y su compromiso con la empresa. Mucha gente adora a Apple de un modo que es único entre las empresas tecnológicas. ¿Deberían otras empresas aprender alguna lección de este hecho?

(SW): La gente que tiene ordenador personal simplemente habla de cómo utilizarlos. Los que tienen un Apple lo adoran.
También hemos tenido que librar algunas duras batallas para salvar nuestras vidas. Los responsables de educación llegaban y decían “Tenemos que sustituir todos los Macintosh por ordenadores personales porque son más baratos y además Apple tal vez acabe desapareciendo”.
Tuvimos que luchar para sobrevivir. Y eso te hace ser tremendamente apasionado.
El estilo del aparato, el modo en que aparecen los menús, dónde están, la ubicación de las cosas en la pantalla, cómo aparecen las ventanas… todas estas cosas han ido cambiando en los Macintosh, pero han cambiado gradualmente. Así pues, tenemos la sensación de estar en el mismo mundo en que siempre hemos estado. Pero si retrocedieses en el tiempo dirías “Dios mío, me acuerdo cuando se hacía de ese modo”. Aún sigue haciendo lo mismo, pero ahora lo hace de un modo diferente”.
Ahora tenemos ese club que a mí me parece un poco excesivo. No me gusta el culto que le rodea.

(KW): ¿Cree que es mejor que la gente sea crítica, incluso aunque sean fans?

(SW): Creo que deberían ser críticos y reconocer los buenos valores de Apple. Deberíamos acercarnos más a dichos valores. Y cuando nos alejamos, no deberían decir “Oh! Es Apple”, así que están haciendo lo correcto. No. “Es Apple pero se están olvidando de algo”.

(KW): Entre todos los logros que ha alcanzado hasta el momento en la vida ¿de qué se siente más orgulloso?

(SW): La línea telefónica de chistes es respuesta que suelo dar a dicha pregunta. Pero en realidad es el ordenador Apple II. Sin él, en el desarrollo de los ordenadores personales las cosas habrían ido hacia otra dirección y más despacio.
Personalmente contribuí con un montón de ideas estupendas. Así que me quedo con el Apple II.

(KW): En retrospectiva ¿hay alguna cosa que desearía que Apple hubiese hecho de otro modo?

(SW): No me gusta mirar hacia atrás. Hubo un tiempo en que hubiese deseado que Apple hiciese las cosas diferentes en relación con las licencias de nuestro sistema operativo.
Nuestra verdadera joya de la corona era el sistema operativo. Esa era la fuente de todos nuestros beneficios. Y mi opinión era que conseguiríamos los mismos beneficios y sin tener que hacer el trabajo duro de construir fábricas, gestionar inventarios, comprar componentes y eliminando ordenadores que están mal.
Pero no me gusta mirar al pasado porque nadie puede saber si Apple habría estado mejor o peor si se hubiese hecho. Tal vez habría sido un Microsoft, habría tenido una mayor cuota de mercado o habría sido una empresa mayor. Pero tal vez no habría sido una empresa tan buena como lo es en la actualidad.
¿Necesitamos otra Microsoft tanto como necesitamos lo que significa Apple?

(KW): Además de Apple, ¿hay otras empresas a las que admire?

(SW): Admiraba a Hewlett Packard cuando trabajaba allí. Podías hablar con cualquier persona del equipo directivo, independientemente del puesto que ocupase en la pirámide jerárquica. Podías hablar con los dueños de la empresa, Bill Hewlett y Dave Packard, en cualquier momento.
Intento seguir su ejemplo.
En algunas ocasiones, incluso en empresas como Apple, tu jefe no permite que el vicepresidente se diriga directamente a tí. “Tiene que pasar por mí primero”. Ese tipo de cosas.
Algunas veces sentí admiración por algunas empresas europeas por sus bellos productos; destacaría en particular a Bang & Oulfsen.
Otra empresa que creo que es buena es Mercedes-Benz. Yo conduzco un Prius, pero tengo un Mercedes-Benz y cuando me siento en él percibo que diseñaron el coche alrededor de mí, el ser humano. Yo soy el centro del mundo y todo está muy bien pensado. Cuando doy al coche alguna orden verbal preestablecida, funciona. Me meto en mi Prius y tiene todos los dispositivos electrónicos que te puedas imaginar pero nunca puedes encontrar el camino. Es como si la tecnología fuese más importante que la persona. Presionas el botón hacia delante para ir hacia atrás y hacia atrás para ir hacia delante… ese tipo de cosas.
Así que admiro la empresa Mercedes-Benz; siempre la he admirado.
Tampoco puedo decir que no admire a Microsoft. Tienen una tarea enormemente importante; es imposible satisfacer a tanta gente. Sin embargo son capaces de gestionar ese negocio a nivel mundial.
Hay muchos países en los que Apple no tiene por qué -ni puede- introducirse. Si no tienes una tarea tan titánica es mucho más fácil tener una mejor imagen.
Creo que los Macintosh y los modelos anteriores de Apple son mejores.
Normalmente lo único que se escucha sobre los ordenadores personales es: Bueno, son más baratos. Eso también beneficia a la gente.
Pero Microsoft siempre ha buscado tecnología que pueda ayudar a la gente, y hace cosas a costes muy razonables. Así que no creo que sea una empresa tan horrible como mucha gente quiere hacerla parecer.

Fuente:Knowledge@Wharton Vía:Thesloganmagazine

No hay comentarios: